Hablemos de felicidad. Muchas investigaciones en la actualidad llegan a la conclusión que las personas más felices son más creativas y productivas. Las personas en estados emocionales positivos mantienen una química interna que facilita el mejor rendimiento de nuestro cerebro.
De una forma más específica las investigaciones sobre la felicidad concluyen que las personas cuando se sienten felices:
- Perciben un rango más amplio de información.
- Resuelven más problemas.
- Se les ocurren más ideas para poner en marcha en situaciones concretas.
- Son más creativas.
- Son más resilientes, es decir, encajan mejor las adversidades de la vida.
- Tienen una visión más global de las cosas y las relacionan mejor.
- Procesan mejor la información compleja.
- Mejora el resultado en negociaciones.
Lo curioso es que al analizar qué es lo que tienen en común las personas más felices las investigaciones concluyen en que:
- No son más religiosas.
- No están en mejor estado físico.
- No tienen más dinero.
- No son más “guapos”.
- No pasan por más acontecimientos positivos y menos negativos en sus vidas.
- No tienen más sexo (según un reciente estudio).
El logro surge de la realización de un propósito personal con el que uno se siente comprometido. Y esto conlleva algo que al cerebro le cuesta esfuerzo, esto es: definición de metas y objetivos concretos, planificación de tareas clave en agenda y cumplimiento de compromisos. Además, todo esto sin ninguna garantía de obtener el resultado deseado.
Lo normal es que si uno hace lo que hace falta hacer para lograr un resultado, y aprende de sus errores, el resultado se logre. Sin embargo hemos de contar por anticipado con que algunos problemas surgirán en el camino y habrá que superarlos. Y con esa actitud estaremos en las mejores condiciones para conseguirlo.